La terapia sistémica es un conjunto de elementos dinámicamente y orgánicamente estructurados de manera funcional, cuya totalidad genera propiedades que exceden a las propiedades separadas de sus partes. Por lo tanto, toma preponderancia la interacción entre estos elementos. A su vez, estos sistemas tienen la propiedad de autorregularse y equilibrarse.
Los síntomas se consideran expresiones disfuncionales del sistema familiar. Es decir que el síntoma es abordado desde la interacción familiar que lo alimenta y permite subsistir. La modificación de la posición de los restantes elementos. La solución está íntimamente vinculada al cambio en los patrones disfuncionales de dicha interacción familiar.
El acento este puesto en la dinámica comunicacional, en las interacciones entre los miembros del sistema y los subsistentes. La idea básica es comprender a la persona en su entorno, es decir, el contexto del sistema del que forma parte.
Suele ser indicada para:
Conflictos familiares
Conflictos interpersonales
Adicciones
Divorcio
Conflictos de pareja
Violencia familiar
Problemas de comportamiento en los niños y adolescentes.